Dios nos habla, en la Biblia, muchas veces de la Virgen María. Sin embargo todas estas prefiguraciones muchas veces pasan desapercibidas en aquellos que no están con el corazón abierto o predispuestos a comprender ni aceptar una verdad.

Recorramos solo algunos ejemplos.

María es predicha en el Antiguo Testamento:

Isa 7,14 Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está en cinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.

Miq 5,2-3 Por eso él los abandonará hasta el momento en que la parturienta dé a luz y el resto de sus hermanos vuelva con los hijos de Israel.  Pastoreará firme con la fuerza de Yahvé, con la majestad del nombre de Yahvé su Dios. Vivirán bien, porque entonces él crecerá hasta los confines de la tierra.

Mantuvo su virginidad, la cual se encuentra tipificada en:

Eze 44,2 Y Yahvé me dijo: Este pórtico permanecerá cerrado. No se le abrirá, y nadie pasará por él, porque por él ha pasado Yahvé, el Dios de Israel. Quedará, pues, cerrado.

Luc 1:34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»

La pregunta de la Virgen al ángel “no conozco (ου γ νώσχιο) varón”, tiene valor de un propósito indefinido. Es, sin duda, la traducción de un presente-futuro semita. ¿Por qué habría que entendérselo de un “futuro inminente”? Si estaba “desposada” y no pretende “conocer varón”, de no suponerse gratuitamente que esta negativa se refiere a una relación “inminente”, en plenos “desposorios”, es que el propósito de virginidad perpetua en ella es claro.

Se le concede la gracia de ser la Madre de Dios:

Mt 1,23 Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros».

Lc 1,35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios.

Lc 1,43 y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor?

Gál 4,4 Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,

Nos fue dada como nuestra Madre por Jesús:

Jn 19,25-27 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Es altamente bendecida:

Lc 1,28 Y, entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia (kexaritomene=χεχα -ριτομένη*), el Señor está contigo.»

* Esta palabra es utilizada una sola vez en todo en Evangelio. La elección de esta palabra tan rara indica ya una intención muy especial en el autor: se diría algo inusitado. Por eso, el uso aquí de esta palabra inusitada hace ver que se trata de indicar una plenitud de“agraciamento” por parte de Dios para ser su madre.

Lc 1,48 porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,

Meditó sobre las palabras y las obras de Jesús:

Lc 2,51 Bajó con ellos, vino a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.

Lc 2,19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

Intercedió ante Dios por los hombres:

Jn 2,1-5 Tres días después se celebraba una boda en Canaán de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y no tenían vino, porque se había acabado el vino de la boda. Le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.»

A pesar de la respuesta negativa y distante de Jesús, María sabe que su intercesión dará fruto, por lo que dice a los sirvientes “Haced lo que él os diga”.

Es por estos ejemplos y muchos más que el cristiano tiene en gran estima y respeto por esa mujer que no dudó en decirle al ángel:

Lc 1,38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.