Cuando en alguna Iglesia, secta o denominación protestante afirman que la persona que no da el diezmo semanal (10% del salario) roba a Dios y que es un mandato bíblico para los cristianos, se trata en realidad de algo falso, pues ni roba a Dios, ni es un mandato de Jesucristo, como veremos durante el desarrollo de este tema.

Se darán cuenta por si mismos que lo que han creído por verdadero durante muchos años, no es cierto, pues: ¡El diezmo tal como hoy es enseñado por la mayoría de las sectas de dar el 10% del ingreso en dinero no existe en las páginas de la Biblia!

El Diezmo Bíblico, nunca se dio en dinero o moneda sino en comida y animales.

Siempre que se habla en la Sagrada Escritura del diezmo es de darlo en especie, ya sea de fruta ó de animales y no en dinero.

Lev 27,30-32 «El diezmo entero de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los árboles, es de Yahvé; es cosa sagrada que pertenece a Yahvé. Si alguno quiere rescatar parte de su diezmo, añadirá un quinto de su valor. Todo diezmo de ganado mayor o menor, es decir, una de cada diez cabezas que pasan bajo el cayado, será cosa sagrada de Yahvé.

Obviamente no es dinero lo que Dios quiere. Cuantas veces a escuchado usted usar el libro de Malaquías para presionar a dar el 10% cuando en realidad allí se está hablando de alimento.

Mal 3,8-10 ¿Puede un hombre defraudar a Dios? ¡Pues vosotros me defraudáis! – Y encima decís: ¿En qué te hemos defraudado? – En el diezmo y en la ofrenda reservada. Estáis repletos de maldición, pues me defrauda la nación entera. Llevad el diezmo íntegro a la casa del tesoro, para que haya alimento en mi templo; ponedme así a prueba, dice Yahvé Sebaot, y veréis cómo os abro las esclusas del cielo y derramo sobre vosotros la benéfica lluvia hasta que se agote.

 

Hay muchísimas citas bíblicas donde dice una y otra vez: cosecha y animales. El enfoque del diezmo era agrícola y ganadero, por todas las partes del Antiguo Testamento, era comida: Comida para el Levita, comida para el forastero, comida para la viuda, comida para el huérfano y Dios no cambia de tema en Malaquías.

Servía para el sostenimiento de los Levitas, porque éstos no tenían herencia en la tierra en común con las otras tribus.

Núm. 18,21-32 “A los hijos de Leví, les doy en herencia todos los diezmos de Israel, a cambio de su servicio: del servicio que prestan en la Tienda del Encuentro. Los israelitas no se volverán a acercar a la Tienda del Encuentro: cargarían con un pecado y morirían. Será Leví el que preste servicio en la Tienda del Encuentro: ellos cargarán con sus faltas. Es decreto perpetuo para vuestros descendientes: no tendrán heredad entre los israelitas, porque yo les doy en herencia a los levitas los diezmos que los israelitas reservan para Yahvé. Por eso les he dicho que no tendrán heredad entre los israelitas.» Dijo Yahvé a Moisés: «Habla así a los levitas: Cuando percibáis de los israelitas el diezmo que yo tomo de ellos y os doy en herencia, reservaréis de él la parte de Yahvé: el diezmo del diezmo. Vuestra ofrenda reservada equivaldrá a la del trigo tomado de la era y el mosto del lagar. Así también vosotros reservaréis previamente la reserva de Yahvé de todos los diezmos que percibáis de los israelitas. Se lo daréis como ofrenda reservada de Yahvé al sacerdote Aarón.”

De este fondo, también se tomaban ciertas porciones para aliviar las necesidades de los extranjeros, los huérfanos, y las viudas. Al tercer año el diezmo de ese año debía ser entregado directamente en las aldeas locales, y puesto a disposición, no sólo de los Levitas, sino también de los «extranjeros, los huérfanos, y las viudas.»

Deut. 14,28-29 Cada tres años apartarás todo el diezmo de tu cosecha de ese año y lo depositarás a tus puertas. Así vendrán el levita; ya que él no tiene parte ni heredad contigo; el forastero, el huérfano y la viuda que viven en tus ciudades, y comerán y se hartarán, para que Yahvé tu Dios  te bendiga en todas las obras que emprendas.

Deut. 26,12-13 Cuando el tercer año, el año del diezmo, hayas acabado de apartar el diezmo de toda tu cosecha y se lo hayas dado al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda, para que coman de ello en tus ciudades y se sacien, dirás en presencia de Yahvé tu Dios: «He retirado de mi casa lo que era sagrado; se lo he dado al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda, según todos los mandamientos que me has dado: no he traspasado ninguno de tus mandamientos ni los he olvidado.

Según el Deuteronomio, el diezmo de trigo, del vino y del aceite debía ser consumido en el santuario de Yahvé en un banquete al que debían tener acceso los levitas. Si el santuario estuviese lejano, podrían venderlo y con su precio organizar un festín en el lugar escogido por Yahvé, al que debían ser convidados los levitas.

Si desea seguir la Ley de la Antigua Alianza, hay que circuncidarse, guardar el sábado, no comer sangre, dar el diezmo, apedrear a los que violan la Ley, etc. O todo o nada. Por eso los cristianos en el Nuevo Testamento nunca dieron ni hablaron del diezmo ni de las otras cosas que acabamos de mencionar.

«Porque cualquiera que guarda toda la ley pero ofende en un solo punto se ha hecho culpable de todo».  (Stgo 2,10)

Así, según el Levítico, el diezmo es un impuesto en favor del templo; según los Números, un impuesto en favor de los levitas; según el Deuteronomio, un banquete gozoso ante Yahvé en el que el diezmo en especie es consumido, y cada tres años, un don a los necesitados y en tiempos de Esdras se habla sólo de los diezmos de cereales y frutos.

Ni Jesús ni los Apóstoles pidieron o mandaron pedir el diezmo.

Así como lo están leyendo, en realidad no existe ni una sola cita del Nuevo Testamento en la que Jesús o alguno de los Apóstoles digan que hay que pagar el diezmo y menos todavía que eso era el 10% del salario. Ni siquiera el de los alimentos y animales.

En los Evangelios solamente viene tres veces la palabra diezmo y habla de los fariseos que lo daban y por cierto no habla nada bien de ellos, y en el caso mencionado en Lc 18,12-14 el que daba el diezmo no salió ni justificado ni bendecido.

Mt 23,23 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello.

Lc 11,42 Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar, aunque sin omitir aquello.

Lc 18, 12-14 Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias.» En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!» Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado.»

La otra mención que se hace del diezmo está en la carta a los hebreos y es el que da por única vez Abrahán a Melquisedec y era parte de un «botín» de guerra.

El 10% del salario No ha existido nunca en la Biblia, excepto por parte de «predicadores o servidores», que exigen para sí mismos en el nombre de Dios, lo que Dios nunca ha pedido para Él.

El diezmo (comida y animales) era una Ley para los judíos en el Antiguo Testamento. Es por eso que las sectas que lo exigen tienen que recurrir a mencionar citas de la Antigua Alianza y sobre todo a Malaquías para poder hacer creer a la gente que es bíblico, pero no mencionan que eso era para el pueblo de Israel, que fue con el que Dios había hecho esa alianza, y nosotros no somos judíos, sino cristianos, el pueblo de la Nueva Alianza.

Una cosa es buscar lo que la Biblia dice sobre el diezmo y otra muy diferente es usar pasajes bíblicos para que la gente crea lo del 10% de su sueldo.

Para terminar les dejo una idea: «La próxima vez que un pastor o un predicador de su secta, diáconos, o evangelista ponga sentimientos de culpabilidad en ustedes sobre el diezmo, compren un camión cargado de trigo y descárguenlo sobre el púlpito y miren su reacción».

Ahí se darán cuenta si están interesados en el diezmo según la Biblia o según el bolsillo.

Fuentes:
Citas bíblicas: Nueva Biblia de Jerusalén (Ed. 1998)
Biblia Comentada
Gran Enciclopedia RIALP (1991)